domingo, 28 de octubre de 2018

El peligro de que quieran hacer cosas

En la entrada de hoy vamos a hablar de la Participación Escolar y qué podemos hacer para fomentarla (en el caso de que queramos, claro).
Las llaves pesan

En primer lugar, yo me plantearía que es la participación en la escuela. Este término se puede entender de muchas maneras, desde participar en clase respondiendo a las preguntas del profesor hasta ser parte de una comunidad educativa de forma que tus opiniones y reflexiones se tengan en cuenta. Lo primero debería ser obligatorio, lo segundo debería ser un derecho.

Y aquí es donde puede comenzar el problema.

En primer lugar, si únicamente prestamos atención a la participación del alumno en el aula entonces lo que estamos considerando es un problema de motivación del grupo o, peor aún, un nefasto planteamiento de la clase. Si nos pareciera correcto que un alumno de Secundaria llegue al instituto, pasé 6 horas sentado en una silla escribiendo lo que dicta el profesor y no comente, no haga preguntas, no se cuestione lo que esté haciendo; entonces hace tiempo que deberíamos haberle puesto un vídeo de YouTube, o haberle llevado a la Universidad. 

Una clase tiene que ser dinámica si nuestra labor como profesor quiere ser correcta, no podemos limitarnos a observar si nos hacen caso y debemos hacer clases en las que todos los alumnos participen en ese curioso proceso llamado aprendizaje (a poder ser cooperativo). No creo que una clase esté completa hasta que el alumno te haya enseñado algo a ti.

Pero esta no era la participación de la quería hablar, si no de la importancia de entender el centro como una comunidad. Un buen centro de Educación (público, laico y gratuito) debería ser un centro neurológico de su entorno, desde todas las perspectivas: educativa, social, económica, cultural, etc.

Quien quiera y pueda debe participar en él, y para ello ha de existir un órgano de gobierno adecuado, un claustro que englobe con eficacia representantes de todos los aspectos: alumnos, profesores, padres, etc. Al hablar de eficacia, me refiero a que verdaderamente se construya una vida social común. Numerosas han sido (y seguirán) siendo las veces donde profesores (en este caso universitarios, no puedo hablar de institutos pues no tengo experiencia propia, pero me puedo imaginar casos peores) me han consultado (representante en comisiones) para dar el visto bueno a las propuestas (fechas de exámenes, calendario...) que ya estaban pactadas de antemano y no podían cambiarse al haber acuerdos ya tramitados. Es decir, mi participación, necesaria legalmente, se basaba en dar el visto bueno a sus ideas sin posibilidad de réplica, la más pura democracia.

Decir que hay estudiantes en un claustro escolar no es participación, son normas de legislación. La participación empieza en el momento en que los estudiantes "participan" (parece obvio, os sorprendería) en la toma de decisiones, proponen, critican y cambian. Si nos parece que no quieren implicarse, me gustaría saber hasta que punto les han dejado hacerlo.
El simple hecho de dejarles participar con garantías nos debería llevar a un aumento de la motivación por sí solos. En vez de organizarles extraescolares, preguntemosles que ideas se les ocurren, qué quieren hacer y aunque nos parezcan un error, ayudemosles a hacerlas (dentro de los límites de las normas, el respeto y el consenso, claro está).

Para padres y el resto de la comunidad la lección debería ser la misma. No debemos reflejar la escuela como un edificio al que dejar tus hijos a una hora y recogerlas a otra. Deben saber qué se hace en la escuela y participar de ella, así como un centro debe ser consciente de su entorno y adaptarse a él para poder dar una oferta educativa adecuada.

Y el abrir el centro es también una cuestión literal: En busca de este centro coordinado por todos los agentes, que se cierren las vallas (lo de vallas en un instituto es también una cuestión divertida) es un claro error, el centro debe permanecer abierto para ser usado, desde sus pistas deportivas a su biblioteca o sus aulas para otras actividades (tanto escolares como no).

Vamos a crear escuelas de participación, no centros de única disciplina.
En conclusión, la escuela es un centro que formamos todos, y para hacerlo se deben dar primero las condiciones de poder participar para esperar resultados.

No hay comentarios:

Publicar un comentario